El control es un proceso cíclico compuesto
de cuatro fases.
1.- Establecimiento de
estándares o criterios. Los
estándares representan el desempeño deseado. Los criterios representan las
normas que guían las decisiones.
Son disposiciones que proporcionan medios
para establecer que deberá hacerse y cuál es el desempeño o resultado que se
aceptará como normal o esperado.
2.- Observación del
desempeño: Para
controlar el desempeño es necesario conocer algo respecto de éste. El proceso
de control permite ajustar las operaciones a determinados estándares
previamente establecidos, y funciona basado en la información que recibe.
La observación o verificación del desempeño
o del resultado busca obtener información precisa sobre la operación que se
está controlando.
3.- Comparación del desempeño
con el estándar establecido: Toda actividad experimenta alguna variación, error o
desviación. Es importante determinar los límites de esa variación aceptada como
normal o deseable.
El control separa lo que es excepcional para
que la corrección se concentre únicamente en las excepciones o desviaciones.
Por tanto el desempeño debe compararse con el estándar para verificar
eventuales desviaciones o variaciones.
4.- Acción correctiva: El objetivo del control es
mantener las operaciones dentro de los estándares establecidos para conseguir
los objetivos de la mejor manera.
Las variaciones, errores o desviaciones deben corregirse para que las
operaciones se normalicen. La acción correctiva busca que lo realizado
corresponda exactamente con lo que se pretendía realizar.
Fuente:
Chiavenato,
Idalberto (2006). Introducción a la
teoría general de la administración. Ed. Mc Graw-Hill Séptima edición
No hay comentarios:
Publicar un comentario